aún es muy temprano para predecirlo dicen expertos

La situación de desabastecimiento de agua en Bogotá, que llevó a la alcaldía a declarar racionamientos, tiene en vilo a millones de personas en la capital y en municipios cercanos. Y es que las bajas lluvias para la época han llevado a que el nivel del sistema Chingaza (que entrega cerca del 70 por ciento del agua que consume la ciudad) esté en apenas un 16,97 por ciento de su capacidad.

“Esta situación tiene que ver, obviamente, con el fenómeno de El Niño y con un mes de marzo que se agravó porque se preveía que iba a tener lluvias la última semana y que la tendencia en los embalses iba a cambiar, pero eso no ocurrió; tuvimos un marzo de los más secos históricamente y eso agravó la situación y nos llevó a la situación que estamos viendo”, manifestó el alcalde Carlos Fernando Galán.

Según Galán, para este año se proyectaba un bajo nivel de los embalses, pero el resultado ha sido peor de lo esperado y, por esa razón, “se proyecta un 2025 más crítico que el 2024”. “Estamos por debajo del nivel proyectado para 2024 y ya estamos por debajo del 2025, (para el) que tenemos una proyección aún más baja que la de 2024”, añadió el funcionario.

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Pero, ¿es posible saber con tanto tiempo de antelación si la situación de los embalses será crítica en 2025? Expertos en meteorología y climatología opinan que no. Esto, porque las predicciones climáticas hechas con tanto tiempo de antelación tienen poca fiabilidad, dado que el clima puede fluctuar con facilidad y más en un escenario de variabilidad climática como el actual.

Entidades como el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) hacen predicciones climáticas con seis meses de horizonte. De igual forma, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, respetada entidad global en temas meteorológicos, también realiza predicciones trimestrales con un horizonte de máximo seis meses de predicción.

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Una posición similar tiene Christian Euscátegui, meteorólogo experto y consultor en sistemas de alerta temprana, quien señala que, de hecho, si se llega a presentar un fenómeno de La Niña fuerte a finales de 2024, lo que veríamos en 2025 es un exceso en los embalses.

“Por ahora no es posible realizar esa proyección frente a cuanto podría llover en cada mes del próximo año. Sin embargo, y contrariamente a lo referido por el alcalde, en caso de que se consolidara un fenómeno de la Niña en el segundo semestre de 2024, no habría déficit, sino más bien una tendencia a excesos”, enfatizó el científico.

Por su parte, explica Emel Enrique Vega, profesor y coordinador de la maestría en Meteorología de la Universidad Nacional de Colombia (Unal), «llama poderosamente la atención, que con eventos de sequía más intensos como el de 2014 – 2016 no hubo racionamiento de agua en Bogotá. Lo cual sugiere, que en ocasiones anteriores se hizo un mejor manejo de todo el sistema».

Finalmente el meteorólogo, Eliécer Díaz, destaca que las predicciones climáticas hechas con más de un mes de horizonte suelen tener muy poca fiabilidad, por lo que considera igual que sus colegas que es muy temprano para afirmar que 2025 será más crítico o igual de grave que 2024. Lo que sí enfatiza Díaz es que “de consolidarse La Niña, del fenómeno Enso, esto favorecería que en el país el segundo semestre del año se incremente la condición lluviosa”.

¿Qué esperamos en los próximos días con los embalses?

Si bien la situación de disminución en caudales y embalses exige tomar medidas, aún “no es crítica”. Esa fue una de las afirmaciones que realizaron el pasado sábado la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad; el ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho; y la subdirectora de la Ungrd, María Meza Elizalde tras un Puesto de Mando Unificado para el monitoreo de esta problemática.

De acuerdo con los funcionarios, es necesario hacer un uso adecuado del agua, mientras se normalizan las lluvias que se han visto afectadas por El Niño. El fenómeno ha generado que la recuperación de los embalses sea más lenta que lo esperado; sin embargo, el pronóstico indica que para final de este mes habrá lluvias por encima de los promedios que ayudarán a mejorar la situación de manera lenta.

“El promedio de lluvias estuvo por debajo de lo normal para el mes de marzo. Esto generó unas consecuencias que significan que la recuperación tanto de caudales como de embalses, para agua potable y energía, será más lenta de lo pronosticado. Se pronostica que para el mes de abril tendremos más lluvias de lo esperado para la época, pues ya entra la temporada de lluvias. Sin embargo, la primera parte del mes de abril será con menos lluvias de lo normal y la segunda tendrá más de lo normal, sobre todo la última semana de abril. ¿Esto qué significa? Que durante las siguientes semanas la recuperación del sistema hídrico será lenta”, enfatizó Muhamad.

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La jefa de la cartera ambiental también resaltó que en el caso de Bogotá se espera que a finales de abril y a principios de mayo los embalses empiecen a recuperarse. En ese sentido, la funcionaria resaltó que desde ya inicia la preparación para las fuertes lluvias que podrían llegar con un fenómeno de La Niña que se prevé podría llegar en el mes de junio al país.

“Queremos dar un parte de tranquilidad de que en las ciudades que hoy dependen de embalses para obtener agua, como Medellín, Montería, o La Guajira, sus embalses están en niveles que pueden mantener el servicio. El alcalde Galán ha generado una alerta de precaución en la ciudad de Bogotá y nosotros apoyamos esa medida, pero no implica que la ciudad de Bogotá en su área metropolitana estén en un riesgo de desabastecimiento”, dijo la ministra.

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