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entre los conflictos sociales y las expectativas mundiales

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Desde el Ministerio de Energía y Minas han anunciado, además, que el Gobierno espera autorizar proyectos mineros valorizados en al menos 3000 millones de dólares solo en los primeros meses de este año. Según el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), de los 70 proyectos de exploración que existen actualmente en Perú, 37 son de cobre, un mineral clave para la transición energética.

De hecho el Perú tiene por lo menos ocho de los denominados minerales de la transición. Cobre, hierro, plomo, molibdeno, plata, zinc, indio y grafito son parte de esta lista de materias primas que existen en el país y cuya demanda está en aumento con miras a cambiar la matriz energética en todo el planeta.

“En el Perú tenemos varias características vinculadas al último boom minero que empezó a finales de los 90 y terminó el 2015. Este último ciclo de expansión minera se caracterizó por una combinación de subida de precios internacionales y una liberalización de depósitos para la explotación. Un modelo que le daba el peso más fuerte a las reglas del sector privado”, señala Gerardo Damonte, docente e investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

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Damonte explica que este modelo “privatizador” generó, por un lado, un incremento enorme de las exploraciones y de la producción, pero también trajo consecuencias, una de ellas es la enorme conflictividad alrededor del sector minero en el Perú. “En lugar de que el gobierno plantee una regulación social y ambiental lo que aplicó fue el liberalismo, por tanto, cada empresa veía cómo lidiaba con las comunidades para el acceso a los recursos”, agrega.

Los minerales considerados para la transición energética se utilizan en la producción de paneles solares o turbinas para generar energía renovable. También en los insumos que se requieren para transmitir la electricidad, como son los cables, así como en el almacenamiento de esta energía a través de las baterías.

Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la demanda de cobre en el 2020 a nivel mundial en tecnologías de energía renovable fue de 640 mil toneladas, pero se proyecta que para el 2030 esta cifra suba a 1.35 millones de toneladas.

“Se van a requerir millones de toneladas para la implementación de la energía eólica, solar y geotérmica, incluso para el almacenamiento de energía. Y lo que se está tratando de imponer en países productores de estos minerales, como es el caso peruano, es una ola de extractivismo muy agresivo con zonas de sacrificio”, precisa José de Echave, investigador de la organización Cooperacción y exviceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente.

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Si se considera, además, que los países industrializados no tienen tanto litio como se esperaba, y que Latinoamérica es un territorio clave para la explotación, queda claro entonces que territorios podrían ser los más afectados.

El litio y el cobre son dos minerales claves en el Perú que pueden servir de ejemplo para lo que está sucediendo a nivel global. El primero, aún en proceso de exploración, ya está generando controversia por las amenazas que su explotación podría significar para el medio ambiente y para las comunidades que viven en la zona de influencia de este mineral. El hallazgo de 4.7 millones de toneladas de reservas en Puno ha despertado intereses internacionales, disputas judiciales, riesgos ambientales en medio de comunidades que apenas tienen acceso a servicios básicos.

Por otro lado está el cobre, un metal que se extrae de las entrañas del Perú desde hace más de 30 años y que, según sus cifras de producción, ha puesto al país en el segundo lugar, después de Chile, como mayor productor de cobre en el mundo. Es más, este mineral es el principal recurso de exportación del país.

La minera Antapacay en Cusco es una de las grandes productores ade cobre en Perú. Foto: Miguel Gutierrez / Cooperacción.

Eso nos puede llevar a un escenario con mayor disposición a aprobar proyectos mineros muy rápido, señala Juan Luis Dammert, director para América Latina de Natural Resource Governance Institute (NRGI). Lo que podría traer, según el experto, es la exigencia de bajos estándares adecuados, el poco respeto a los derechos humanos y mayores componentes de represión. “Como es muy necesario para el mundo y para el clima y en nombre de la reducción de emisiones, se puede mantener o profundizar impactos ambientales negativos y conflictos sociales”, añade.

Perú en el panorama mundial

Un vehículo eléctrico requiere seis veces más cantidad de minerales que un auto convencional. Una planta eólica terrestre requiere nueve veces más recursos minerales que una planta alimentada por gas, se indica en el informe El papel de los minerales críticos en las transiciones a energías limpias de la Agencia Internacional de Energía. Las cifras reflejadas en este informe ofrecen un panorama de esta carrera para acceder a los minerales necesarios para la transición energética. Se calcula que para el 2040 aumentará en más del 40 % el consumo del cobre y las tierras raras; entre el 60% y el 70% de níquel y cobalto; y casi el 90% para el litio. “El cambio hacia un sistema de energía limpia impulsará un enorme aumento en las necesidades de estos minerales”, dice el informe.

Héctor Córdova, experto en minería de la Fundación Jubileo de Bolivia, lamenta que en este proceso de transición energética los países latinoamericanos sean vistos “solamente como proveedores de materia prima” y considera que también deberían ser “merecedores de los beneficios que generan estos recursos, tanto en la parte tecnológica como en la parte estratégica”.

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Córdova menciona el rol que tienen los países industrializados en la explotación de los minerales. “Las industrias han dependido de nosotros [Latinoamérica] y nos han impuesto condiciones para salir siempre ganando”. Cordova menciona a Estados Unidos, China y ahora también Rusia como los grandes actores detrás de esta carrera por la explotación de los minerales. La Unión Europea ha quedado rezagada mientras que el poder económico de la India va en aumento, explica el experto.

Para este año 2024, la cartera de inversiones mineras del Ministerio de Energía y Minas (Minem) presenta 51 proyectos en 18 departamentos con una inversión de 54 556 000 de dólares. Estas inversiones están lideradas por empresas de China, Canadá, México y Estados Unidos.

La lista incluye a las empresas que explotan cobre, plata, plomo, hierro, zinc y grafito, entre otros minerales. El cobre ocupa el primer lugar entre los productos que se exportan de Perú con un 30 % del total de las ventas al exterior.

Si miramos la cartera de los proyectos de exploración minera para el 2024, la cifra se multiplica hasta alcanzar la suma de 644 millones de dólares que comprende 75 proyectos en 17 departamentos del país. En esta cartera de proyectos se incluye la exploración de ocho minerales: cobre, oro, zinc, plata, litio, hierro, níquel y plomo. Los proyectos de cobre encabezan la lista con 40 y una inversión total de 254 millones de dólares.

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“Perú es un gran proveedor de materias primas para transición energética, pero nosotros no vamos a transitar mucho”, dice Gerardo Damonte, docente e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Perú. “Perú es un jugador muy grande de cobre, es un país que exporta muchos minerales. Ahora, si hablamos de minerales críticos, claramente nuestro gran depósito es cobre al igual que Chile”.

Perú es el segundo productor de cobre a nivel mundial después de Chile. Foto: Miguel Gutierrez / Cooperacción.

Damonte explica que lo que se busca con la transición energética “es que el mundo no viva de petróleo sino de electricidad”. Por lo tanto, dice Damonte, se necesitan más cables que transmitan electricidad, que son los cables de cobre, y se necesitan más baterías y para eso está el litio. “Entonces necesito más baterías y necesito más cobre para tener más conexión eléctrica, porque ahora mi economía va a estar más vinculada a una energía que viene de la electricidad. Igual la crítica a la transición es fuertísima porque a pesar de que los países desarrollados han aumentado su producción de energías renovables de manera importante, todavía sigue creciendo su consumo de carbón y de combustible fósil”.

La explotación de minerales para satisfacer la demanda de energía también va en aumento. En el boletín estadístico minero del Minem, correspondiente a diciembre de 2023, se indica que “el cobre, con un impresionante crecimiento acumulado del 12.7%, no solo refleja la demanda global de este recurso valioso, sino que también destaca la eficiencia y competitividad de la industria minera peruana”. Además se señala que en diciembre de 2023 la producción minera de 7 de los 8 principales metales presentó incrementos significativos respecto al mismo mes del 2022. En la lista de minerales con mayor producción en Perú después del cobre están el oro, zinc, plata, plomo, estaño y molibdeno.

China es el principal destino de cobre del Perú con el 72.9% del total de las exportaciones, en segundo lugar se ubica Japón con 5.6%, seguido por Corea del Sur con el 4.0%. El oro, en cambio, tiene como principales destinos Canadá, India, Suiza y Estados Unidos, mientras que el zinc, otro mineral clave en la transición energética, se exporta principalmente a China que recibe un 31.5% del mineral peruano, seguido de Corea del Sur, España, Brasil y Japón.

Un panorama de conflictos

“Lo que tenemos ahora en 2024 es un conjunto de escenarios que ya tienen un lastre o una historia conflictiva y que cada uno de ellos tiene una causalidad distinta y ha tenido historias de resolución o de reactivación también diversa”, explica Damonte, refiriéndose a los problemas sociales y ambientales que se generan alrededor de la explotación minera.

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En el reporte de conflictos sociales de la Defensoría del Pueblo, publicado en diciembre de 2023, la minería ocupa el primer lugar de la lista con 90 casos de los 134 registrados para ese mes. Una muestra de la conflictividad alrededor de las mineras en Perú es que de las 18 minas que actualmente producen cobre en el país, ocho figuran en esta lista de conflictos sociales.

Muchos de estos casos llevan años sin resolverse e incluso se inician procesos judiciales contra quienes reclaman por los problemas ambientales provocados. Katherine Paúcar, abogada de EarthRights International, organización que trabaja en la Defensa de Derechos Humanos y del medio ambiente, menciona el caso de la comunidad originaria quechua Urinzaya, en la provincia de Espinar, en el Cusco, que tras los reclamos contra la minera Las Bambas por contaminación en su territorio varios pobladores fueron denunciados. En total 10 personas han sido demandadas por la empresa luego de que participaran en una protesta contra la contaminación ambiental que causó la volcadura de las compactadoras que transportan los minerales.



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