Regular el uso de antibióticos tanto en humanos como en animales es una preocupación a nivel global que tiene altos costos en el mundo sanitario, desde el hogar una adecuada administración de estos medicamentos también puede tener un impacto importante.
Los animales domésticos, como perros y gatos, pueden ser portadores de bacterias resistentes a los antibióticos, lo que plantea preocupaciones significativas para la salud pública. La estrecha interacción entre las mascotas y sus cuidadores puede facilitar la transmisión de estas bacterias entre humanos y animales. Así lo señala la directora de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello en Concepción, Natalia Sánchez.
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La especialista en temas de microbiología, enfermedades infecciosas, salud pública e inocuidad alimentaria describe que existen diversos mecanismos a través de los cuales los animales domésticos pueden adquirir y transmitir estas bacterias.
“El contacto con entornos donde hay una alta resistencia a los antibióticos, como hospitales o clínicas veterinarias, así como el uso incorrecto o excesivo de antibióticos, ya sea por prescripción errónea o por autoprescripción, son factores que pueden contribuir a este problema. Además, el incumplimiento de las indicaciones del médico veterinario puede llevar al desarrollo de resistencia bacteriana”.
Si bien el problema de la resistencia a los antibióticos es una preocupación de salud pública tanto en medicina veterinaria como en humana, las intervenciones gubernamentales han ayudado a mitigar su impacto. Sin embargo, sigue siendo una amenaza global, ya que la pérdida de eficacia en los tratamientos puede llevar a un aumento en los costos y efectos adversos para los pacientes.
Advierte que las bacterias resistentes a los antibióticos pueden causar enfermedades de difícil tratamiento tanto en animales como en humanos. La bidireccionalidad en la transmisión de organismos patógenos es un fenómeno bien documentado.
“Es conocido que los agentes infecciosos pueden ir variando su hospedero, pudiendo afectar animales y humanos cuando las condiciones son las adecuadas. Esto se pone de manifiesto en todas las zoonosis y enfermedades emergentes que existen hoy en nuestro planeta, como el caso de bacterias resistentes a los antibióticos, SARS COV 2, hantavirus y dengue, por ejemplo”, menciona la veterinaria.
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Para reducir el riesgo de propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, los propietarios de mascotas deben seguir las recomendaciones de los veterinarios respecto a la prescripción y administración de antibióticos. Es importante evitar la automedicación y compartir antibióticos con otras personas o animales.
“Otras medidas que también pueden ayudar es lavar bien las manos antes de tocar o acariciar a nuestras mascotas, si trabaja en ambientes médicos, cambiar la ropa de trabajo antes de tener contacto con nuestra mascota, pues es conocido que la ropa y utensilios, pueden actuar como fómites, es decir objetos inanimados que pueden transmitir bacterias resistentes a los antibióticos y también otros agentes patógenos”.
La colaboración entre profesionales de la salud humana y veterinaria, junto con medidas preventivas a nivel individual y comunitario, señala, por último, es esencial para abordar este problema y proteger la salud de las personas y los animales.