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¿Qué tan probable es una alianza militar entre China, Rusia e Irán que desafíe a Occidente?
Publicado
hace 4 meses atrás.El
¿Aliados incondicionales contra Occidente o simples socios circunstanciales?
Desde que empezó la invasión rusa en Ucrania, Pekín, Moscú y Teherán han estrechado sus lazos diplomáticos e incrementado la cooperación militar. Por eso, la pregunta sobre si estos tres países podrían unirse en una alianza para desafiar a las potencias occidentales en un eventual conflicto de escala mayor se ha debatido entre las agencias de inteligencia y analistas de seguridad.
(Lea aquí: Servicios de inteligencia denuncian que Rusia prepara ataques ‘inminentes’ en Europa, ¿cuáles son los países en alerta?)
Rusia, que mantiene desde febrero de 2022 la invasión en Europa del este, considera a la Otán, respaldada por Estados Unidos y los países europeos, una amenaza para su soberanía que ha extendido su esfera de influencia hasta países con los que comparte frontera.
(Vea también: Lo que se sabe de la red de espías que tiene Rusia en Polonia y otros países de Europa: así estarían reclutando a jóvenes)
China, entre tanto, mantiene en el Pacífico tensiones con Taiwán. Pekín culpa a Washington de alentar a Taipéi a revelarse contra su gobierno. Los estadounidenses han prometido respaldar a los taiwaneses si los militares chinos deciden invadir la isla. Incluso, algunos altos mandos militares creen que un conflicto abierto entre las dos potencias podría ocurrir en los próximos años, pese a que analistas e historiadores consideran este escenario algo poco probable.
A estos rivales en común que comparten se ha sumado que sobre Rusia, China e Irán pesan sendas sanciones de las autoridades occidentales que han restringido su intercambio comercial con otros países. Especialmente, en el caso ruso e iraní las medidas más severas afectan a sus sectores financieros, energéticos y militares.
Esto ha llevado a una aceleración de la cooperación tripartita entre las partes. Sin embargo, la relación entre los tres es históricamente compleja donde, según varios analistas consultados por este diario, priman los intereses personales de cada uno. “Cada uno está compitiendo contra Occidente a su propia manera”, explica Thomas Graham, experto del Council of Foreign Relations (CFR).
Tres países con intereses comunes, pero compitiendo a su propia manera
De acuerdo con Graham, Moscú, Pekín y Teherán no mantienen una relación triangular. Para él hay tres relaciones bilaterales distintas que, pese a que comparten intereses comunes, deben ser analizadas por separados: Moscú-Pekín, Moscú-Teherán y Teherán-Pekín.
“En términos crudos, Moscú envía recursos naturales (petróleo y gas) a Pekín y obtiene a cambio bienes de consumo (carros y teléfonos inteligentes, por ejemplo). Moscú y Teherán intercambian equipamiento militar (drones y artillería). Y Teherán envía energía a Pekín a cambio de productos manufacturados”, le explica a este diario Graham.
“Rusia depende mucho más de China que viceversa, lo que ha generado preocupaciones en Moscú. Por ejemplo, si bien China se ha convertido en el socio comercial número uno de Rusia, en 2023 Rusia era solo el sexto socio comercial de China. Rusia también depende de empresas y bancos chinos para inversiones críticas en su infraestructura de energía y telecomunicaciones”, dice el CFR en un análisis en línea publicado en marzo pasado.
Sin embargo, que los chinos apoyen en el terreno a los rusos parece algo poco probable. Aunque desde el inicio de la guerra Pekín no ha condenado la invasión, su industria enfrenta grandes presiones para evitar que ayude a armar a Rusia. De hecho, el pasado 1.° de mayo Estados Unidos anunció una ola de sanciones para que empresas chinas y de otros países no le permitan a Moscú comprar componentes para fabricar armamentos.
China insistió un día después que no es «ni causa ni parte» en la crisis en Ucrania y declaró que tiene derecho a establecer relaciones comerciales «normales» con todos los países, incluyendo Rusia. Sin embargo, no parece que en el corto plazo el gobierno chino dé pasos que pongan en riesgo su comercio exterior.
En cuanto a las relaciones entre Moscú y Teherán, los rusos, que históricamente habían sido socios de los países europeos, empezaron a buscar nuevas alternativas de mercado tras la invasión de 2022. Hoy, la industria militar iraní es clave para Rusia.
Es por esto por lo que un eventual conflicto directo entre Irán e Israel desviaría los esfuerzos de Teherán por seguir supliendo a Moscú con arsenal militar. Declaraciones del Kremlin apuntan a que no estarían muy interesados de que, en efecto, haya un conflicto de escala mayor en Oriente Próximo o de involucrarse en él.
Los intereses de China son absolutamente sus intereses, primero y por encima de los de cualquier otro país.
En el caso de Taiwán, los analistas creen que este es un asunto aparte. Fawn explica que si bien Pekín ha intensificado su retórica sobre los derechos históricos que tiene sobre la isla, con la invasión a Ucrania han visto cómo un país pequeño puede arrastrarlos a una guerra prolongada de alto costo.
En estos tres casos, el viejo adagio “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” parece no aplicar plenamente en el complejo tablero geopolítico de las relaciones entre Rusia, China e Irán.
En otras palabras: “Estos tres países no están formando alianzas. Sus relaciones son primordialmente transaccionales. Occidente debería estar preocupado que China e Irán ayuden a Rusia a continuar la guerra en ucrania, que Rusia apoye a Irán en Oriente Próximo, y que el conflicto en Ucrania y Oriente Próximo permita a China obtener recursos energéticos de Rusia e Irán a un precio bajo”, acota Graham.
Aunque el análisis de los expertos sugiere que los acercamientos entre estos tres países no derivarán en una alianza militar que desafíe a Occidente, cabe mencionar que sí hay señales políticas de una cooperación bilateral cada vez más estrecha.
A propósito, los líderes Xi Jinping y Vladimir Putin se reunieron esta semana en Pekín. Ambos líderes prometieron seguir impulsando sus relaciones «sin límites», pero analistas coinciden que China está en la encrucijada de seguir estrechando sus lazos con Moscú, pero sin distanciarse mucho de Occidente.
“Los vínculos de Rusia tanto con Irán como con China seguirán fortaleciéndose en general en los próximos años, a medida que las sanciones occidentales contra Rusia llegaron para quedarse. Estas alianzas subrayan el panorama geopolítico y geoeconómico cada vez más fragmentado, una tendencia que las potencias occidentales intentarán contrarrestar pero que no podrán detener”, puntualiza Bota Iliyas, analista de Rusia y Ucrania para la firma Control Risks.
CARLOS JOSÉ REYES – SUBEDITOR INTERNACIONAL – EL TIEMPO
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